Además de aplicarse como tratamiento frente a la inflamación y al dolor, la magnetoterapia también se emplea en procesos vinculados a la descalcificación de los huesos, como sucede con la osteoporosis.
La osteoporosis consiste en la disminución de la densidad de los huesos provocada por la pérdida de tejido óseo. Esto hace que los huesos se vuelvan frágiles, disminuyendo su resistencia frente a cargas o traumatismos y favoreciendo la aparición de fracturas con mayor facilidad.
La magnetoterapia es eficaz como tratamiento en los procesos de descalcificación ósea, puesto que los campos magnéticos pulsados incrementan la densidad ósea, estimulan la producción de colágeno y facilitan la fijación del calcio en los huesos.